Los diseños estándares son especialmente frustrantes para los discapacitados, los ancianos y cualquiera que tenga problemas para controlar un ratón. Una nueva estrategia de diseño, desarrollada en la Universidad de Washington, permitirá que una interfaz "inteligente" someta a una pequeña prueba de habilidades a cada persona, lo cual le permitirá entonces generar mediante cálculos matemáticos una versión de sí misma optimizada para las habilidades motoras y de visión de dicha persona. Este sistema ofrece por primera vez un método personalizable al instante para las interfaces de usuario.
"Las tecnologías de interfaz están diseñadas sobre la suposición de que son las personas las que tienen que adaptarse a la tecnología. Nosotros intentamos invertir ese concepto, y hacer que el software se adapte a las personas", explica el científico principal del proyecto, Krzysztof Gajos. Dan Weld y Jacob Wobbrock son coautores de la investigación.
Las pruebas mostraron que el sistema redujo la diferencia de eficacia de manejo entre usuarios sanos y discapacitados en un 62 por ciento, y los usuarios discapacitados prefirieron mayormente esas interfaces personalizadas generadas de modo automático.
Esto demuestra que la generación automática de interfaces personalizadas realmente funciona, y que la tecnología está lista para ser usada.
El sistema, llamado Supple, comienza con una valoración, que, en principio, sólo necesita hacerse una única vez, de las habilidades de una persona para señalar, arrastrar y hacer clic con el ratón. En la pantalla aparece un anillo de puntos y a medida que cada punto se ilumina, el usuario debe hacer clic encima de él rápidamente. La tarea se repite para diferentes tamaños de punto. Otros avisos piden al participante que haga clic y arrastre, que seleccione de una lista, y que haga clic repetidamente en un punto. Los participantes pueden mover el cursor utilizando cualquier tipo de dispositivo. La prueba dura cerca de 20 minutos para una persona sin dificultades y hasta 90 minutos para una persona con discapacidades motoras.
Entonces, un programa de optimización calcula cuánto tiempo le tomaría a la persona completar ciertas tareas en un ordenador, y en un par de segundos crea la interfaz que maximiza la velocidad y la precisión cuando utiliza un programa en particular.
Los investigadores comprobaron el sistema con seis personas en buen estado de sus capacidades motoras y 11 con dificultades motoras. Las interfaces resultantes demostraron definitivamente que no hay una "talla única" en lo que se refiere a interfaces de usuario.
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