"Adaptar un puesto de trabajo es menos costoso de lo que creen muchos", afirma Montse Moliner, directora de la Fundación Manpower
Técnicos de recursos humanos y de responsabilidad corporativa de empresas prueban cómo moverse en silla de ruedas, comen con los ojos vendados y siguen una charla con tapones en los oídos que reducen un 30% la capacidad auditiva. Experimentan algunas discapacidades para, quizá, concluir que quienes las sufren realmente pueden ocupar normalmente multitud de puestos de trabajo. Estos técnicos cualificados participan en unas jornadas para grupos reducidos sobre Vivir la Diversidad. Se ponen en la piel de un discapacitado para apreciar qué tipo de actividad laboral les está vedado. Para ver que no son tantas como habrían imaginado.
Las principales barreras para que las empresas contraten normalmente a personas, sin tener en cuenta discapacidades físicas o psíquicas (o por diferencia de sexo, etnia o edad…), son "instintivas, porque miran lo que no puede hacer la persona, en lugar de ver lo que sí puede hacer", afirma Montse Moliner, directora de la Fundación Manpower, que a partir de un convenio de la Conselleria de Treball ha organizado en Barcelona y Tarragona (próximamente lo hará en Girona y Lleida) varias jornadas de este tipo, dirigidas grupos reducidos de técnicos con responsabilidades en política de personal.
"Hay que fijarse en las capacidades de la persona, y no en las discapacidades", señala Moliner, satisfecha porque varias de las empresas que han asistido a las jornadas han pedido asesoramiento sobre contratación y sobre la adaptación del sitio y del entorno del puesto de trabajo. "Adaptar un puesto de trabajo es menos costoso de lo que creen muchos", dice Moliner. Quienes acuden a los cursillos pueden apreciar que la mayoría de las puertas permiten el paso de una silla de ruedas o que basta una rampa poco pronunciada para favorecer la movilidad, o que la fotocopiadora esté medio metro más cerca del suelo. También prueban el examen de currículum "a ciegas", es decir, sin saber sexo, edad ni condiciones físicas de la persona. Luego cada cual puede reflexionar si, conociendo esos detalles, elegiría al candidato de mejor currículum.
Hay, además, incentivos fiscales y subvenciones por la contratación de personas con minusvalía. Aun así, "hay quien se inclina por no contratar a un discapacitado por comodidad; aunque no le salga más gravoso, piensan que se ahorran una molestia".
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